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Leyendas de Querétaro.

LA GÁRGOLA SUICIDA

Frente al recién construido templo de San Agustín, 1745, vivía una rica familia, cuya hermosa hija pasaba tiempo sentada en el marco de una de las ventanas de la casa, admirando todos los días cada rincón del templo. Dirigía una silenciosa oración y volvíase a mirar todos los hermosos detalles hasta que su mirada llegaba a la gárgola que emergía agresiva arriba del pórtico.. Pasado el tiempo dedicado a la contemplación, cerraba su ventana y continuaba con sus tareas.

Una tarde que se encontraba ella sentada de nuevo en el marco de la ventana, su mirada chocó con la de un apuesto joven que la miraba desde el pórtico del templo, y, sin prolongar el momento, anticipó su retirada y cerró la ventana.

Al día siguiente, abrió de nuevo la ventana para encontrar al joven, pero aunque él le llamaba mucho la atención, volvió a retirarse.

Así ocurrió por varios días. El joven incluso llegaba a acercarse para declararle su amor, pero la joven solamente cubría su rostro con un fino pañuelo de encaje. Y parecía no importar la insistencia del joven, así que un día, se acercó de nuevo a la ventana para anunciarle a su enamorada que no acudiría más a verle, pero que treparía hasta la gárgola y, si ella no sacaba y agitaba su pañuelo para pedirle que viniese, se lanzaría al vació, privándose de la vida por el desconsuelo de no obtener el amor de la joven.

Ella cerró su ventana y fue a su habitación. Corrió entonces de nuevo hacia la ventana, pero aunque buscó, no encontró el fino pañuelo. Sintió un repentino temor por su enamorado allá haciendo equilibrio sobre la gárgola. Pasaba el tiempo y de pronto se escuchó un horrible crujido. La gárgola no había soportado el peso del muchacho y había caído junto con él. La enorme pieza de cantera se hizo pedazos al caer, quedando cubiertos por la sangre del hombre en el suelo.

Una multitud de gente rodeó el lugar y se preguntaban por qué el joven se habría suicidado. Horrorizada la joven cerró su ventana y corrió hacia su habitación, donde se echó a llorar, corroída por el remordimiento

ANÁLISIS:

Una familia rica con una hermosa hija que pasaba tiempo sentada en el marco de su casa un día se mudó con una familia con hijos, observaba atrás la ventana y veía una niña y todas las tardes salía él a verla y la niña cerraba su ventana

El muchacho despechado le dijo a la niña que si esa misma tarde no salía a verlo junto con su pañuelo blanco a decirle que podía ir a verla se suicidaría y se aventaría desde una Gárgola, esta tarde el esperó en la gárgola a ver si salía, pero no encontraba su pañuelo, cuando volvió, se dió cuenta de que aquella gárgola se había roto y cayó a su muerte inminente, la joven se hecho en llanto en su cuarto.

LA PREDICCION DE LA GITANA

Una tarde de verano de 1853, faltarían al Colegio Civil decenas de estudiantes, decididos a olvidarse de sus complicados deberes y dedicar esa tarde a la diversión. Iban de un lugar a otro, muy animados por su escape de las aulas. En su deambular por las calles, se toparon cerca del río Querétaro a un grupo de gitanos acampando. Entre ellos se encontraba una gitana que se acercó al grupo para ofrecer adivinarles la suerte. Divertidos, tendieron uno a uno la mano para enterarse de lo que les traería el futuro. Mas, Simón, uno de los estudiantes, un chico callado y algo penoso, no tendió la mano. Aunque la gitana se acercó a él para pedírsela, trató rápidamente de ocultarla, hasta que ella se la tomó violentamente mientras que Simón trataba de retirarla poniéndole cualquier excusa. Al fin, Simón tendió la mano para no parecer descortés y la gitana contempló las líneas de su palma. De pronto una expresión de espanto se dibujó en su rostro y anunció: “Recuerda, son las seis en punto de la tarde, hoy es 13 de julio de 1853, dentro de treinta años, no más, morirás sin remedio.”

Por un momento, todos los estudiantes que les rodeaban a ambos, curiosos por ver qué ocurría, guardaron silencio, después uno a uno se soltaron a reír.

Indignada se retiró la gitana, y el grupo siguió recorriendo las calles. Simón les seguía serio recordando lo que le había dicho la gitana. Comenzó a oscurecer, y poco a poco regresó cada uno a su casa. Pero quedó profundamente grabado aquel suceso en la mente de Simón.

Pasó el tiempo y Simón obtuvo su licenciatura. Como obsequio recepcional, sus padres le dieron un fino reloj, que tenía sin embargo el pequeño defecto de adelantarse un poco, y aunque le llevó para que fuese arreglado, nada pudo hacerse, y Simón acabó acostumbrándose a tal hecho, llegando siempre con anticipación a sus citas. Pronto se casó y tuvo algunos hijos que crecieron muy sanos. Se acercó entonces 1883 y la predicción comenzó a hacerse presente en él. Desde principio de año, don Simón comenzó a organizar sus asuntos para dejar todo en orden. Su testamento, sus papeles, el negocio.

Pronto pasaron los meses y llegó julio, mas don Simón se sentía aún con buena salud. La mañana del día trece, se levantó para ir al templo más cercano y confesar todas sus culpas. Por la tarde se encerró en su despacho para que nadie le molestase. Llegaron por fin las seis en punto. Don Simón lo comprobó mirando su fino reloj que marcaba la fatídica hora, pero nada parecía pasar. Se sentía en perfectas condiciones y llegó a asumir que entonces aquella predicción tan sólo había sido un engaño.

Feliz, salió corriendo de su despacho a sacar una botella de su mejor vino para brindar con los suyos, quienes no lograban comprender lo que ocurría. Del viejo reloj público se desprendieron entonces seis campanadas huecas, y en ese momento, don Simón se desplomó ante su esposa e hijos, quienes después se propusieron a poner en orden todos los papeles del difunto. Encontraron todo en orden y también un pequeño papel que tenía anotado “13 de julio de 1883, a las seis de la tarde”. Que nada explicaba, pero mucho dijo a la familia.

ANÁLISIS:

Cuando se saltaron sus clases, deambularon por la ciudad, contentos por faltar a sus deberes, de pronto, se tropesaron con un grupo de gitanos, en donde una de estos, se acerco a los chicos; pronto quizo leerles las manos, pero cuando lo hizo con el más tímido, le dijo que moriría en 30 años, todos se burlaron de ella; pero 30 años después, de la nada, esto se hizo realidad. El chavo creyó que no le pasaría nada, pero cuando menos se lo esperaba, sucedió.

LEYENDA DE "CHUCHO EL ROTO"

La leyenda de Jesús Arriaga, alias “Chucho el Roto”, se refiere a un astuto joven que aún cuando no nació en Querétaro, fue en esta ciudad donde finalmente fue detenido y encarcelado. Él nació en Santa Ana Chiautempan, en el estado de Tlaxcala en el año de 1858. La historia como tantas otras, comenzó cuando a la muerte de su padre se vio obligado a dejar sus estudios y dedicarse a trabajar para mantener a su hermana y a su madre. Dada su preparación, pronto pudo conseguir trabajo en un taller de ebanistería en la Ciudad de México y es allí donde comienza la leyenda.

Un buen día llegó un elegante caballero al taller solicitando los servicios de un ebanista y al día siguiente le encomiendan a Jesús que vaya a una elegante casa que se encontraba en lo que entonces se llamaba Paseo de Bucareli, para que examinara una sillería de talla italiana que pertenecía a dos señoritas de la alta sociedad. Allí conoció a Matilde, quién vivía solamente con su tía Carolina; ambos se enamoraron pero no se casaron en razón de la gran diferencia de clases sociales que tenían, sin embargo ella resulta embarazada y tuvieron una hija. Aunque Matilde lo amaba se sentía avergonzaba de él, por ser humilde y pobre. Cuando su tío, Don Diego de Frizac se entera del embarazo de Matilde, salen hacia Europa y no regresa hasta después de dos años, con una niña llamada Dolores, que decían era adoptada.

Entonces Jesús decidió robarse a quién sabía que era su hija y al estar distraída Matilde, la secuestra y se la lleva a casa de su madre y su hermana. Al verse perseguido huye y devuelve a la niña, pero finalmente es detenido y encarcelado, primero en el Distrito Federal y después trasladado al Fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz, que funcionaba como presidio. Este sitio fue famoso por los terribles tormentos de los que allí cumplían sus penas, como por ejemplo dejarles caer una gota de agua en la cabeza día tras día hasta que acabara por perforarla.

En 1885 Jesús logro escapar del penal escondido en un barril lleno de desperdicios y así dio comienzo su nueva vida de astuto bandido e inmejorable estafador. Sus hazañas comenzaron a conocerse en todas partes y con frecuencia publicadas en los diarios, pero su gran fama se daba más por el hecho de que robaba a los ricos, para ayudar a los pobres. El mote de “El Roto” se debía a que para llevar a cabo sus estafas acostumbraba vestir con suma elegancia, al estilo de la gente rica de aquellos tiempos, y que el vulgo bautizó como "rotos" ( elegantes). A lo largo de casi diez años logró realizar sus fechorías, pero era perseguido por las autoridades las cuales lograron apresarlo en Texcoco y llevarlo a la cárcel de Belén, de donde nuevamente logró fugarse. Se dice que en Querétaro después de un robo muy cuantioso a una joyería, Rómulo Alonso, jefe de la policía queretana, sospecha de un hombre, amigo del dueño del negocio, recién llegado y que no contaba con suficientes referencias, que avalaran su conducta. Al encontrar las joyas hurtadas, enterradas en la cocina del sospechoso, que usaba el nombre de José Vega, comerciante de café, lo detienen. La elegancia y distinción del detenido despierta la suspicacia del jefe de la policía, quién tras de investigar, decide dar aviso a las autoridades de México, por su semejanza con el caso de Jesús Arriaga. En aquellos años el que actualmente conocemos como Palacio de la Corregidora, era utilizado como cárcel y suele decirse que allí estuvo preso Jesús Arriaga, mientras llegaban los agentes de la policía capitalina a detenerlo y trasladarlo.

Los agentes llegaron a Querétaro para llevarse a "Chucho el Roto" nuevamente a la prisión de San Juan de Ulúa en Veracruz, de donde se escapa nuevamente, pero en su intento es descubierto y perseguido en una lancha, que lo detuvo mal herido de una pierna y es devuelto al presido. Lupe, la hermana de Jesús, recibe la noticia de que está herido y avisa a Lolita y a Matilde, trasladándose las tres de inmediato para verlo,

Al someterlo a juicio, el coronel Federico Hinojosa, director del penal ordenó: ¡Que le den doscientos latigazos a ese desgraciado! Entonces, con mucho orgullo, Chucho el Roto replicó: No puede ser desgraciado el que roba para aliviar el infortunio de los desventurados .... Y el director ordenó entonces: ¡Denle trescientos! El verdugo cumple la orden. Sin embargo, se dice, que previamente recibió mil doscientos pesos oro de manos de Matilde de Frizac, y que esto ayudó para que Jesús no muriera en el acto, pues el verdugo sabía como golpear.

Llevado a la enfermería del hospital más antiguo de Veracruz "Marqués de Montes”, Matilde estuvo frente a Jesús y con humildad le dio un beso en la frente, a aquel hombre a quién había amado con todo su corazón, él le responde con voz entrecortada que la perdona y extendiéndole su mano, murió.

Se sabe que murió en Veracruz, el 25 de marzo de 1894, contando con treinta y seis años de edad. El cuerpo fue recibido por Matilde, Lupe y Lolita su hija. El féretro fue custodiado por guardias contratados por Matilde y trasladado por ferrocarril a la ciudad de México para que se le diera cristiana sepultura. Hasta hoy nadie sabe donde fue sepultado el cadáver y solamente queda la leyenda de Jesús Arriaga, mejor conocido como “Chucho el Roto”.

ANÁLISIS

Chucho el roto fue un joven que no nació en Querétaro si no nació en Chiautempan en el estado de Taxcala en 1858 su historia comienza después de la muerte su padre dejando los estudios y dedicándose a trabajar para mantener a su familia, a los pocos años consiguió un trabajo en un taller de Adán histeria en la Ciudad de México chucho roto o mejor conocido como Jesús Arriaga fue uno de los maleantes y estafadores más conocidos haciendo grandes hazañas al momento de robar.

El tiene una gran titularidad para su vestimenta, era muy fino. Fue encarcelado centenares de veces de las cuales él pudo escapar excepto una en cuanto quiso robar una joyería en Querétaro que un policía vió muy sospechoso a aquel hombre y decidió interrogarlo y al ver que era un peligro para Querétaro decidió encarcelarlo y llevarlo a Veracruz donde él pudo escapar nuevamente pero mal herido y de nuevo lo enviaron a la carcel y se dió la orden de ejecución a chucho el roto que se cree que él no murió en el momento.


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